martes, 28 de marzo de 2017

Incomprendida

A veces uno desea formar parte de algo, sentir que a pesar de tus pendejadas te entienden.

Yo tengo la suerte de pertenecer a una familia que a pesar de no compartir la mayoría de cosas que me hacen ser yo, me comprenden. Tengo dos que tres amigos que aceptan que mi estupidez ya es de fijo y que ser una lindura no va a pasar.

Sin embargo, gran parte de que mi alma no se sienta incomprendida se debe a que no espero que me comprendan, yo lidio con odiarme por ratos, por amarme a destiempo, por controlar la locura… yo que soy lo que quiero ser a veces no me comprendo, imaginen la gente a mi alrededor.

Hace unas semanas me sermonearon porque mis palabras -escritas como chascarrillo- se interpretaron como insulta y ofensa a los hijos de mis amigos -los nacidos y no nacidos-. Así es, esas personitas que llevan 10 años escuchándome decir que los niños me cagan se ofendieron porque dije que los niños me cagan.

Me hubiera sentido incomprendida, si no fuera porque ya sé que no me comprenden, para mí el aura virginal de la maternidad me lo paso por los ovarios así que entiendo que unas madres y no madres pero que quieren serlo les resulte inadecuado mi asquito a los hijos.

También el domingo pasado tuve una revelación de vida, algo que comprendí de mí y que solo podía ser contado a una persona, esa persona escribió dos veces, miro una y no dijo más. Al día siguiente se disculpó por no decir nada ya que no podía -coflepegacofsuviejacof-

Me hubiera sentido incomprendida, si no fuera que se perfectamente que no me haría caso, estamos para los tiempos difíciles, sé que cuando estire mi patita el pensará en esa natas de la universidad con la que se emborrachaba y que si algún día me lleva la chingada el estará ahí. El resto, son migajas de una vieja amistad que nos soltamos a veces solo para no perder el camino. Pero el hecho que sean migajas no quita que son de excelente calidad y que hay cosas de mí que muy poco entenderían.

Me he alejado un poco de los amigos, básicamente por estar centrada en ser mejor, y no es que mis amigos sean malas influencias -ya quisiera- pero el ser lo mejor que quiero ser, no es, el ser mejor que los demás creen. Me he dedicado a no querer salir sino a entrar en mí, a cocinarme sano, a leer con la pasión de antes, a saborear ese yo que florece cuando hago las cosas que me gustan; y desafortunadamente la mayoría de esas cosas son en soledad. 

A veces creo que mi soledad podría causar problemas, me gusta estar sola y puedo perderme en mi sin darme cuenta y a lo único que temo es que mi propia incomprensión me gane.


domingo, 12 de marzo de 2017

En estos momentos

Que difícil es cambiar, hay tanto mal en mí, que los pasos que he dado no se logran notar; me aplaudo cada paso y al mismo tiempo una parte de mí no deja de enlistar todo lo que aún no he logrado superar.

La lista crece y mis pasos se vuelven lentos y torpes, el peso de lo que fui me gana. Saber lo que soy y deseo ser parecen tan efímero que aferrarse a ello es tan difícil.

Es por eso que a veces olvido lo adulta que soy y regreso a ser esa chica sofocada en si misma que solucionaba todo odiándose más de lo que debía; y esto sonara tan triste y patético -como la chica sofocada que fui- pero lo escribo, porque quiero que mi yo del futuro recuerde que se siente cambiar, por si algún día se vuelve a sentir asi no olvide que solo es el sabor del primer paso a ser lo que ella quiere ser.

¿Que sería mi vida?, si ser yo no tuviera un sabor agridulce.


P.D. Yo del futuro, recuerdas esta canción?