miércoles, 17 de septiembre de 2014

Erase una vez un teibol

Bueno jóvenes la cosa esta así, aquí en Cancún existía una plaza llamada “21” que era el lugar de los tabledance en Cancún y donde las leyendas urbanas que me contaban decían que hacían show de sexo en la pista y cosas así.

Claro todo esto contado como chisme de lavadero porque a pesar de que algunos amigos habían ido yo nunca fui; el lugar se cerró, sepa Cthulhu donde fueron a trabajar tantas pobres mujeres sin ropa.

Yo que soy curiosa por naturaleza me quede con ganas de conocer un lugar de eso y como mis amigos son muy bien portados -al menos en mi presencia- mi curiosidad seguía.

Pero este año retome una vieja amistad de la universidad… bueno, bueno vieja amistad no tanto, porque según en la universidad él creía que yo era súper mamona y fresa;  y yo, yo la verdad creía que era gracioso y algo vago.

En fin, pero este año descubrió que soy más corriente que una moneda de peso, que de fresa solo tengo el amor a mis gatos, que tengo la habilidad de beber como un pirata y como podrán notar en este blog mi vocabulario no es el más fino del mundo.

Así que cuando le conté que nunca había ido a un table dance se ofreció a llevarme. Llegamos y me pidieron mi credencial para verificar mi mayoría de edad – me sentí tan joven :3-  y claro yo tenía que ir al baño – como siempre, che vejiga de diabética que me domina –  así que mi amigo me estaba escoltando al baño y en eso vi una chica que se nos acercaba, de repente ella me distingue detrás de mi amigo, queda paralizada como por 1 minuto, pone de cara de “oh dios que hago” y de repente se da la vuelta y se va. Y le digo a mi amigo “Esa te conoce verdad” y el solo me dice “tú eres un repente de prostitutas”

Y sip, soy un repelente de prostitutas ya que nadie se acerco a mi amigo, pero bueno debo decirles que las películas me habían mantenido engañada todo este tiempo; no vi ni un mortal hacia tras o alguna pirueta extrema que me impresione, lo único que si les respeto a las prostitutas es su habilidad para usar zapatillas, no mamen, no sé cómo no se caen en tremendos zancos.

No fue la gran cosa, pero pues a lo mejor porque a mí no me gustan las mujeres no le vi la gracia a que se encueren, además no vi que alguien les pusiera ni un billetito a las pobres chicas.

Eso sí, todos me miraban raro, yo creo que se estarían preguntando “de donde abra sacado este tipo una prostituta tan gorda” jajajaja, porque no iba vestida de prostituta pero pues no vi más hombres acompañados de elegantes damas, asi que imagino que todos pensaron que cobro por hora XD.

Pero bueno me quite la curiosidad y me divertí con mi amigo que siempre logra que haga cosas diferentes – no muy finas - pero diferentes.

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